02 juin 2013

Humeur madrilène


El problema fundamental no es que Cuadri (o Adolfo el jueves) echasen mansadas, aunque ello no sea ni mucho menos cuestión baladí. 

El quid de la cuestión está en que, gracias a un público ignorante, a unos taurinos desvergonzados y a unos comunicadores indecentes, se ha subvertido completamente la esencia de la Fiesta. 

Se ha sustituido la ética por la estética, cuando deberían ir de la mano. 

Por ejemplo, se aplaude a rabiar que un picador caracolee subido a un penco acorazado al bies de un toro que ni le mira, alargando la vara como si estuviese de pesca, y no clavando el puyazo o levantándolo de inmediato cuando el toro ha llegado al peto. 

La única vara de verdad que ayer puso Sandoval fue trasera y mala, y el resto no tuvo ningún fundamento.

Otras veces sí, pues hacer lo mismo con un toro bravo que se va a arrancar de largo tiene un sentido ético y un valor estético. Daba mucha pena ver ayer en lo que se ha convertido la Monumental de Las Ventas, y por ende la Fiesta. Mucha pena, de verdad.

Martín Ruiz Gárate — Facebook


Photographie Las-ventas.com/Juan Pelegrín